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jueves, noviembre 14, 2024

¿Pacto de impunidad?

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Solo para quienes se hicieron de la vista gorda
sobre las graves irregularidades que se cometían en el Ayuntamiento de Puebla, bajo la conducción de Eduardo Rivera Pérez y después por
parte de su velador-socio Adán Domínguez Sánchez, fue una sorpresa el escándalo por el boquete financiero de 680 millones de pesos que los
panistas dejarán a la siguiente administración.

Mes con mes y año con año, en el Cabildo de
Puebla fueron evidenciadas las anomalías y excesos cometidos por el yunque burocrático que encabeza Eduardo Rivera. Las advertencias no
fueron escuchadas a pesar de que, por ejemplo,
en septiembre se lanzó la alerta porque en un
solo mes la gestión panista se había gastado 449
millones de pesos más de lo presupuestado.

Eso no fue lo único. Tanto en la Comisión de
Hacienda y Patrimonio Municipal como en el Cabildo, la fracción de Morena-PT reveló el quid del desfalco financiero, que se conoció semanas después, consistente en utilizar a capricho y conveniencia un remanente de 819 millones de pesos,
los cuales estaban comprometidos para pagarse en 2024.

Leobardo Rodríguez Juárez, principal responsable de poner en el dedo en la llaga en las corruptelas panistas, detectó que, en los estados
financieros de un mes, ese remante era incluido,
pero en otro mes se eliminaba. Esta práctica —
eso no lo dijo el regidor, pero lo afirmamos nosotros— solo tenía como finalidad cuadrar los números a conveniencia.

Al final, el desbarajuste financiero terminó por
estallar y no hubo poder humano que ayudara al
yunque burocrático. En su infinita arrogancia y distorsión de la realidad, Eduardo Rivera y Adán Domínguez pensaron que podían pactar con la 4T para
que los ayudaran a salir del problemón e incluso solicitar un crédito por 600 millones de pesos.

A pesar de que no existe otro camino para ayudar a la nueva administración que endeudarse, tanto Rivera Pérez como Adán Domínguez nunca
esperaron que su propuesta se fuera por el caño
desde el interior de su propio partido.

A ambos yunquistas se les olvidó cuántos
muertos han dejado en el camino y las veces que
han incumplido su palabra, por lo que fue una
cubetada de agua fría enterarse que no tenían
siquiera el número necesario de regidores para
aprobar el endeudamiento en el Cabildo de Puebla, primer y principal paso para que la propuesta llegara al Congreso del estado, en donde se iba
a tener la última palabra.

Fue ahí donde todo se pudrió.

El caudal de evidencias sobre los desmanes
cometidos por Eduardo Rivera y su pandilla han
quedado a flote. Es imposible que se pueda mirar
a otro lado. La 4T tiene en sus manos la oportunidad de poner orden y demostrar en los hechos que no habrá impunidad para nadie.

Como bien dijo el gobernador electo Alejandro Armenta Mier no se trata de iniciar una cacería de brujas sino de evitar la impunidad. Una
simple revisión de las irregularidades cometidas
evitará que el yunque burocrático se victimice
porque no puede haber persecución política allí
donde se cometió un delito.

La 4T, además, tiene en sus manos la oportunidad de ayudar a la oposición a elevar el nivel de su discusión. Es curioso que sea en Morena
en donde se encuentra el verdadero destino del
PAN. El régimen deberá decidir si quiere una
oposición diferente o entenderse con Eduardo
Rivera a sabiendas de que no cumple acuerdos,
es un sectario y su gestión apesta a corrupción
por donde se asome uno.

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