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martes, abril 23, 2024

¿Agravios para iniciar la guerra frontal?

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En el principio fue un señor llamado Jorge Cruz Lepe, conocido en los bajos mundos del municipio como el responsable de administrar los negocios turbios para el equipo riverista. En un afán pendenciero mandó a quitar la estructura que sería utilizada para la marcha en defensa de AMLO y la 4T. La iniciativa del funcionario yunquista fue condenada y el Ayuntamiento de Puebla se vio en la necesidad de recular. Al segundo día, dicen las escrituras, un señor de nombre Pablo Montiel Solana, violó el principal protocolo de un funcionario: No tuitear si se está en estado inconveniente. De lo contrario no se explica cómo es que el principal (y quizás único) operador político del alcalde Eduardo Rivera Pérez difundiera en su cuenta: “Pregunta seria ¿hay 80 mil personas ahí? La mejor respuesta la tiene ud apreciable tuitero…”. (Las aberraciones gramaticales corren por cuenta del yunquista). El mensaje era el retuit a un video aéreo que registraba la participación de la marcha convocada por el gobernador Miguel Barbosa Huerta en el que por momentos se mostraban áreas libres, pero también cómo se llenaban de manera natural. ¿Qué pretendían ambos funcionarios (el monaguillo Lepe y el precoz Montiel) con sus acciones? El primero es el encargado de conducir a buen puerto las relaciones entre el Ayuntamiento de Puebla y los demás poderes locales, mientras que el segundo es el responsable de tender los puentes políticos necesarios que el alcalde requiera para concretar sus proyectos como autoridad y como político. Las acciones de ambos abren una interrogante: ¿Fue muto proprio o traían encomienda? Si es lo primero, vaya forma de ayudar al alcalde. Si fue lo segundo, entonces, la cosa es más compleja y sonaría una declaratoria de guerra. Todo esto nos lleva a una segunda pregunta: ¿En verdad, Eduardo Rivera Pérez quiere iniciar la confrontación directa con el gobernador con evidente objetivo a 2024? ¿En verdad quieren adelantar la batalla? En el radar político, Eduardo Rivera lleva las de perder. De entrada, necesita el apoyo del Congreso del estado para aprobar su Ley de Ingresos para el Ejercicio Fiscal de 2023 que incluye el cobro de Derecho de Alumbrado Público, así como de las concesiones para el servicio de basura, tanto de recolección como de confinamiento final de residuos. Con qué cara le pedirá a Morena que lo respalden si su operador político estrella es capaz de burlarse de la marcha convocada por el mandatario estatal y, a parte, osen con reventar el evento por un estúpido templete. Las cosas son peores para el edil. Gracias al monaguillo Cruz Lepe, las relaciones entre la Comuna y el coordinador de la bancada del PAN, Eduardo Alcántara Montiel, está prácticamente rotas. ¿Quién apoyará en las gestiones y cabildeo si de todos modos el inepto de Montiel Solana ni ata ni desata? Como bien lo ha dicho el gobernador Barbosa: Estos muchachitos hacen como que no saben, pero bien que saben lo que hacen.

 

OPERADOR DE LUJO

Para nadie en la 4T poblana queda duda que Julio Huerta Gómez se ha convertido en el operador estrella del barbosismo. Su palmarés lo ha llevado a tener una meteórica carrera política y, sin afán de menospreciar a nadie, en sus manos descansa una buena parte la gobernabilidad de la entidad poblana. En el ámbito político-electoral, Huerta ha sumado trabajos efectivos que lo mismo se han visto reflejados en triunfos electorales como fortaleza del músculo barbosista. Como es obvio, los movimientos del operador no podrían ser posibles si no contara con la confianza y respaldo total del epicentro del poder en el 4T poblana. Como lo hemos visto en estos últimos años, una cosa es que un funcionario tenga el respaldo y una muy diferente que lo aproveche para fortalecer una sola causa: el barbosismo. Fernando Manzanilla Prieto, David Méndez Márquez, Melitón Lozano Pérez, Héctor Sánchez Sánchez son algunos ejemplos de lo que significa estar bajo el cobijo del poder y echar todo por la borda sin dar un solo resultado todo por un mísero y mezquino interés personal. El caso de Julio Huerta es distinto. Ahí están los resultados de la elección intermedia de 2021, la Consulta para la Revocación de Mandato, la elección interna de Morena y, finalmente, la exitosa marcha del pasado 4 de diciembre. Hombre sencillo, de bajo perfil, Huerta cuenta con todo para dar un salto mayor. Su propio trabajo lo avala, lo mismo que su lealtad a prueba de balas.

 

UNA PAREJA QUE SON MÁS DE DOS

Rosario Orozco Caballero tenía la intención de dar un paso atrás para dejar a su marido el escenario completo durante el discurso por la marcha de la defensa de la Cuarta Transformación y de respaldo al presidente Andrés Manuel López Obrador. Con la catedral a cuestas, se acercó al oído del mandatario estatal. La respuesta fue única: Miguel Barbosa Huerta movió la cabeza, tomó la mano de doña Charito (como la conocen sus amigos), la colocó en el atril y cariñosamente le dio unas cuantas palmaditas, sin dejar de sonreír y exhalar plenitud. La quería a su lado. Quienes conocen a la pareja saben que esa es una de las tantas formas de profesar su amor. Miguel Barbosa sabe que no está solo y no porque no haya miles de personas que lo respalden, sino porque tiene a su lado a doña Rosario, compañera de mil batallas. La simple manifestación bien podría ser equiparables a ese verso de Benedetti: “En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos”.

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