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jueves, marzo 28, 2024

Usos y Costumbres de la Palabra Chingao (Crónica de una marcha)

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De pronto, en el discurso de Miguel Barbosa Huerta salió un “¡chingao!”.

Cobijado por doña Rosario Orozco, su esposa, y sus hijos Miguel y Rosario, el gobernador dejó en claro que la enorme marcha de este domingo no fue organizada para apoyar aspiraciones electorales de nadie, sino para mostrar de qué lado está la mayoría.

Entonces vino el “¡chingao!” que resonó en el corazón del Yunque —el palacio de Charlie Hall— y entró por la Puerta del Perdón de la Catedral.

Los miles de morenistas rieron y celebraron la expresión, y corearon el tradicional “¡es un honor estar con Obrador!”.

Puños en alto, se sumaron, desde su lugar en la plataforma, el senador Alejandro Armenta —quien marchó desde el principio—, el diputado Sergio Salomón, Olivia Salomón y el doctor José Antonio Martínez.

Y lo mismo hicieron Carlos Peredo, Ariadna Ayala, y decenas de presidentes municipales y diputados.

El gobernador dijo que ésta no era una marcha para tirar instituciones, pero celebró que el Instituto Nacional Electoral se renueve y deje atrás formas caducas.

Entonces habló del fraude electoral que pudieron haberle hecho a AMLO desde el INE en 2018, de no ser por los treinta y tres millones de votos que lo llevaron a Palacio Nacional.

Los gritos en favor del presidente volvieron a salir desde el templete que quiso desmontar un oscuro burócrata cobijado por el alcalde Eduardo Rivera.

Y rebotaron en la plaza pública, donde Miguel Barbosa encabezó una decena de marchas y manifestaciones entre 2018 y 2019.

Su escenario natural, dijo alguien.

El escenario de la izquierda junto con las calles del Centro Histórico, subrayó Ariadna Ayala, presidenta de Atlixco, quien fue oradora junto con el gobernador.

Ahí estuvieron los hijos del matrimonio Barbosa Orozco, lejos de los negocios que hicieron sus antecesores en el gobierno del estado.

Lejos del enriquecimiento inexplicable.

Lejos del influyentismo.

(Miguel y Rosario ni siquiera viven en Puebla, y cuando vienen lo hacen solamente para estar con sus padres).

Los hijos del poder han quedado en el pasado, por lo pronto.

Cuando menos en este sexenio.

*

¿Dónde quedaron los Belmont, los Méndez, las Rivera Vivanco, todos aquellos que secuestraron a Morena durante varios años?

¿En el destierro.

¿En la marginalidad?

¿En la periferia política?

¿O tomándose un cafecito en una mesa en la que caben todos ellos y sus huelelillos?

Con ironías que saben más a amarguras no sanadas, los aquí mencionados juegan a ser inteligentes y sólo logran evidenciar una soledad partidista bañada de grititos.

Este domingo, en el zócalo de la ciudad de Puebla, sus matraqueros se colaron en la marcha para pasarles información.

No entienden en qué momento perdieron las elecciones de junio de 2021, la asamblea de consejeros y el control del partido.

De nada sirvieron los dulces típicos cargados de saña que enviaban a Palacio Nacional.

Terminaron siendo, ufff, dulces envenenados.

Hoy, desde el resentimiento, siguen tomándose sus cafecitos.

 

Fitis ritis in mermerus, locutus aproni

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