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miércoles, abril 24, 2024

Javier Lozano, el Ordinario

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Un 15 de septiembre, en el Palacio Municipal de Puebla, Javier Lozano Alarcón se acercó a saludarme y pidió tomarse una foto conmigo, misma que ambos subimos a las redes sociales.

Grave error.

Por las reacciones de la gente supe que el desprestigio que cargaba por haber participado en la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza era brutal.

Varias amigas de Necaxa, ligadas al Sindicato Mexicano de Electricistas, incluso me bloquearon en Facebook.

Antes, en 2012, hizo campaña por la senaduría de Puebla, pero no se atrevió a ir a la zona emblemática de Luz y Fuerza: Necaxa.

Quien sí fue, y disfrutó del reconocimiento de la gente, fue el también candidato Manuel Bartlett Díaz.

Durante un debate, Bartlett apabulló con elegancia a Lozano, quien, meses después, acusó de daño moral al hoy director de la Comisión Federal de Electricidad, juicio que terminó perdiendo, por lo que tuvo que pagar millonarios gastos y costas.

El día de la elección al Senado, Bartlett empezó ganándole a Lozano en las urnas, pero durante la madrugada los números se movieron —como solía ocurrir durante el morenogalismo—, y el exgobernador de Puebla terminó en el tercer lugar.

¡Fraude!, gritó Bartlett, pero nadie le hizo caso.

Ya en el Senado, se encontraron en varios momentos.

Nuevamente Bartlett humilló a Lozano una y otra vez en los debates.

Antes de ser senador, nuestro personaje fue empleado de Rafael Moreno Valle.

Luego lo sería de Tony Gali.

Con el primero, faltaba menos, tuvo varios desencuentros.

Fuentes confiables comentaron en su momento que Lozano cerraba los ojos para aguantar los gritos de su jefe.

Durante la microgubernatura de Gali, Lozano pidió licencia en el Senado para venir a Puebla como vocero y Jefe de Oficina de la gubernatura.

Los galistas pronto se cansaron de él, pero tuvieron que tolerarlo varios meses.

Finalmente, Lozano regresó al Senado y tuvo un sueño guajiro: quiso ser gobernador de Puebla.

Fracasó en el intento, por supuesto.

Ahora ya anunció que buscará de nuevo ser candidato a Casa Aguayo.

Hasta los panistas se burlan de sus intenciones.

Lo más que ha llegado a hacer, fue comer con el diputado Mario Riestra y la vocera de Genoveva Huerta: Sandra Izcoa.

En estos días, una vez que publiqué mis columnas sobre el exgobernador que aprieta botones, Lozano escribió un tuit en defensa de su exjefe Gali, y a mí me endilgó tres calificativos: traidor, hipócrita y miserable.

Hablar de Lozano achaparra.

Hay que decirlo.

No sé a dónde se fue el hombre lúcido e inteligente que conocí en la Secretaría de Gobernación en tiempos de Zedillo.

Ignoro cómo terminó convertido en lo que ahora es.

Y es que si hablamos de traiciones, hipocresía y miseria humana, estamos dibujando el perfil de Lozano.

Coopelas o Cuello. Gabriel Zaid, gran ensayista y poeta, escribió alguna vez un artículo en defensa de Wikipedia.

De esa aplicación he tomado algunas líneas que definen brutalmente a nuestro personaje de hoy.

Sea tolerante el hipócrita lector:

“En 2012 Joaquín Vargas, presidente de MVS Comunicaciones, denunció que el gobierno federal encabezado por Calderón, a través de Javier Lozano (…) presionó a su empresa para no recontratar a Carmen Aristegui, después de la salida de ésta de manera controvertida. (…) Según Vargas, Lozano le dijo: ‘Si recontratas a Aristegui, a tu proyecto se lo lleva la chingada’.

“La salida de la periodista se dio después que en una entrevista con Gerardo Fernández Noroña, éste hablara del supuesto alcoholismo de Felipe Calderón”.

¿Recuerda usted a Zhenli Ye Gon?

Aquí la historia:

“En un operativo de la policía federal realizado en 2007, denominado “Operación Dragón”, fueron decomisados 205 millones de dólares al empresario mexicano de origen chino Zhenli Ye Gon en su mansión de Lomas de Chapultepec.

“(…) En una entrevista después de su detención declaró que el dinero no le pertenecía y que fue obligado por Javier Lozano, entonces integrante de la campaña de Felipe Calderón, a resguardarla en su domicilio. Ese dinero sería usado para financiar la campaña presidencial de Calderón o para una operación de sabotaje si el candidato perdía los comicios. En extenso reportaje de Univision, sobre el caso, un informante de la DEA afirmó que ese dinero fue una aportación de Arturo Beltrán Leyva a la campaña presidencial de Calderón, esperando a cambio recibir protección en su gobierno.

Ye Gon dijo que había sido amenazado de muerte por Javier Lozano para resguardar ese dinero, diciéndole la frase: “O coopelas o cuello.

“ Javier Lozano negó estas acusaciones y dijo que demandaría a Ye Gon, aunque después se desistió”

Y hay mil historias más sobre este personaje que terminó siendo lo que a diario nos receta en Twitter: un ordinario sin futuro.

Su reputación, faltaba menos, lo precede.

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