La oposición en México da pena.
Ahora resulta que un personaje turbio y tramposo como Ricardo Salinas Pliego —protector del depredador Andrés Roemer, quien se encuentra en prisión domiciliaria en Tel Aviv, Israel— es un héroe patrio.
Es decir: héroe de la Matria y de la Patria.
Héroe de los panzones, los parias y la Pipitilla.
En consecuencia, en esa calidad, ya lo están candidateando —con su anuencia— para que sea el candidato a la Presidencia en 2030.
¿Es en serio?
México ha tenido varios pillos en la Presidencia.
Eso nadie lo discute.
Pero se volvieron pillos una vez en el poder.
Antes, faltaba más, se vendieron como buenos ciudadanos.
Ya montados en el potro del poder fue cuando robaron a destajo.
A diestra y siniestra.
Éste sería el primer caso de un candidato que está totalmente manchado.
Un candidato sucio de pies a cabeza.
Si así ya es como es, cómo será cuando sea.
Pero a la oposición nada le importa.
Todo lo que venda, sirve.
Y en esas condiciones se prepara para enfrentar al candidato de Morena en cinco años.
Los políticos en México son como los personajes de las películas de Luis Estrada: brutalmente corruptos, cínicos, embusteros, chistosos y grotescos.
Son los Varguitas de La Ley de Herodes.
O el Peña Nieto de La Dictadura Perfecta.
O los licenciados que iban a los burdeles de las hermanas Baladro en Las Muertas —a consumir mujeres jóvenes y menores de edad—, y regresaban a casa a dormir con sus esposas católicas y decentes.
Esas esposas que les perdonaban todo.
Salinas Pliego ya está en campaña.
Y hay miles que lo quieren de presidente.
Esos miles o millones son patéticos.
Y es que no les importa que un tipo brutalmente corrupto —al que le dicen de cariño “El Tío Richie”— vaya a despachar —y a dormir despatarrado— en Palacio Nacional en 2030.
Y si no les importa, ¡chingue a su madre el mundo!
