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miércoles, abril 24, 2024

El mal humor de los críticos periodísticos (y el limoncito agrio)

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Los días corren y el presidente López Obrador sigue gozando de cabal salud.

Incluso las tormentas generadas por la prensa nacional, y sobredimensionadas por la oposición, le hacen lo que el viento a su héroe patrio favorito.

Nada lo despeina.

Nada altera su estado de ánimo.

Hasta el tercer covid lo manejó a su favor.

Una y otra vez, se desayuna a sus críticos.

La ruta de la sucesión —operada por él de tiempo completo— luce impecable.

¿Qué se hace frente a un presidente apostador?

La audacia es el juego del presidente.

Todo lo enfrenta con una sonrisa.

Es Nelson llegando a Trafalgar.

Los analistas de las tertulias televisivas también están contrariados.

El gesto recurrente de Denisse Dresser (gesto de furia) dibuja el estado de ánimo de éstos.

Todos sus pronósticos fallan.

Todas sus apuestas terminan fracasando.

Y como para desquiciarlos, el presidente ya adelantó que el 1 de septiembre de 2024, una vez que se instalen las nuevas legislaturas de las cámaras de senadores y de diputados, enviará diversas reformas constitucionales para su aprobación.

En su escenario —faltaba menos—, espera ganar la mayoría calificada en las dos cámaras, lo que le permitiría pasar por encima de la oposición sin despeinarse.

De inmediato surgieron las especulaciones:

“AMLO anuncia con esto un maximato”.

(Risas grabadas).

Y es que la ruta de una reforma constitucional irá más allá de su período presidencial, mismo que concluirá el último día de septiembre.

En efecto.

Las reformas propuestas seguirán este tránsito:

Su aprobación en la cámara de origen, su ratificación en la cámara revisora, su aprobación en cuando menos 17 legislaturas locales y su publicación en el Diario Oficial de la Federación.

Dichas reformas constitucionales se llevarían cuando menos dos o tres meses.

El presidente ya no habitará Palacio Nacional cuando eso suceda.

De ahí que sus malhumorados críticos hablen de maximato.

AMLO, por cierto —si todo le sale bien—, podrá ver la transferencia de la Guardia Nacional al Ejército desde su rancho en Palenque.

No quedan dudas:

Es en la tormenta donde mejor se mueve el presidente López Obrador.

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