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viernes, abril 19, 2024

El asesinato de Colosio en el tarot de Valentín Díez

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En el capítulo 17 de mi novela Miedo y Asco en Casa Puebla aparece Valentín Díez Fernández, que falleció durante la madrugada de este martes. 

Dejo al hipócrita lector con ese fragmento para después hablar de quien fue un verdadero amigo: 

“El romance continuó. El círculo rojo sabía que Rosario Olmedo y Juan Pablo Vergara eran amantes. Todos los días, a todas horas, estaban juntos. Iban a las reuniones del PRI, a las fiestas de otros diputados y a las sesiones de tarot que cada quince día organizaba en su casa el diputado Valentín Díez, quien invitaba también a otros compañeros de legislatura: Miguel Ángel Martínez Escobar, América Soto, Laura Alicia Sánchez Corro, Fernando Ortiz Aldana y el también empresario Falín Posada. 

“En la primera lectura de tarot a la que fue invitado Vergara, Valentín le dijo a América que sería madre de una hermosa niña. Con el tiempo se cumplió la profecía. A Vergara le anunció que sería un buen amigo del próximo gobernador. Así sería. América hizo otra pregunta: ‘¿Colosio ganará las elecciones y será presidente de México?’. ‘¡No será presidente!’, respondió Valentín con expresión de espanto. Y dijo que no habría más lectura de tarot por ese día. 

“‘Vi algo macabro. Prefiero no decirlo’, les confió a todos con un whisky de una sola malta en la mano. A la semana siguiente Colosio fue asesinado”. 

Hasta aquí la reveladora cita. 

Valentín Diez era un mago.  

El tarot era su instrumento de sabiduría. 

Su residencia, ubicada en la calle San Martín Texmelucan, en La Paz, fue el centro de comidas y cenas inolvidables. 

Con su maravillosa esposa, July Henaine, Valentín recibía a sus invitados con la elegancia de un lord inglés. 

Su voz sonora y su dicción perfecta eran, junto con la risa, el espejo de su alma. 

A esto hay que añadir una ironía educada en largas conversaciones y en la lectura de sus clásicos. 

Recuerdo una comida en su jardín a la que asistió como invitada de honor María Félix con un pintor francés de vulgar memoria. 

Veníamos todos de un homenaje que le hicieron a ella en el Museo Amparo con el pretexto de una exposición de su amante. 

Fiel a su leyenda, María Félix reinó durante la comida con su voz sonora y sus grandes ojos. 

Y para los únicos que tuvo gentilezas auténticas fue para July y Valentín, y sus pequeñas hijas. 

Cómo no extrañar al hombre que durante muchos años vivió en penumbras, como Borges, y un día recuperó la vista. 

Desde entonces se volvió promotor de los trasplantes de córnea. 

Un promotor callado, sin publicidad. 

Quienes lo conocimos extrañaremos para siempre su trato impecable, su conversación fluida, llena de enigmas, y la generosidad convertida en un don de familia. 

Ahí están como ejemplo su hermano Fernandín Díez, a quien tanto amó, y su sobrina Fernanda: un corazón cubierto de belleza. 

Valentín vivió la vida que eligió vivir. 

No cualquiera lo logra. 

Lo recordaré siempre en esa sesión de tarot en la que vio la muerte de Colosio. 

¿Qué otras cosas más vieron que se llevó al paraíso que habita ya desde hace algunas horas? 

De su muerte me enteré poco antes de las seis de la mañana, cuando Rocío García Olmedo, su amiga entrañable, me escribió unas líneas llenas de dolor a través de WhatsApp. 

Descanse en paz quien tanto bien hizo en la vida. 

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