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viernes, marzo 29, 2024

Vocación de poder y definiciones políticas

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A la memoria de Luis Miguel Barbosa Huerta

 

Inició mi colaboración en esta casa, Hipócrita Lector, que generosamente abre sus puertas a las muchas ideas.

Antes del lamentable fallecimiento del exgobernador de Puebla, pensé escribir algunas sencillas líneas sobre dos términos que en la vida política siempre son usadas y utilizadas por muchos actores y que Barbosa Huerta, lo hizo a lo largo de su vida política.

Solo mencionaré, que lo conocí al inició de su carrera partidaria como dirigente local de lo que fue el PRD, recuerdo que en una reunión, siendo él senador, lo escuche decir que para hacer política y alcanzar los objetivos, lo fundamental era el trabajo de equipo, entre otras muchas ideas que sostenía.

Ahora bien, sobre el primer término (vocación de poder), solo se puede entender por los hombres o sujetos políticos que lo buscan y quieren ejercerlo (gobernar) para el bien común, Barbosa Huerta, siempre lo tuvo claro. Algo que nunca entendieron muchos militantes y activistas que simbólicamente permanecen gritando sus consignas de siempre y cuando por circunstancias políticas logran ser gobierno, siempre terminan confundidos o lo hacen muy mal.

Para los adictos al oportunismo político que siempre los hay, la vocación de poder se convierte en su ambición y obsesión personal.

La segunda es de uso genérico y quienes la profesan, en su mayoría siempre repiten que están definidos políticamente, aunque para estarlo deben saber militar y tener conciencia política del proyecto que defienden. A las y los presuntos izquierdistas, que siguen cantando sus proclamas de “proletarios” y se creen los herederos del Che Guevara, siempre los escucha uno, en sus clásicas reuniones de secta que están muy, pero muy definidos ideológicamente.

Que ellos son los únicos herederos del movimiento, los fundadores de quien sabe qué y que nadie más y sólo ellos, están destinados a ocupar los principales cargos que su partido les diga. Porque su presunta pureza y dogmas así lo indican.

Sin embargo, para los que no están en el “viaje” o se quedaron con el chip de la vieja “vanguardia revolucionaria” es muy claro: la definición política es coincidir y trabajar por un proyecto político vigente y sin darle muchas vueltas, significa sumar y construir con el poder en turno.

Quien gobernó localmente y él que ahora lo hace, conoce y práctica el ejercicio del poder y está definido políticamente. Sin menosprecio de las ideas políticas y consciente de las coyunturas locales y nacionales.

Cubriéndose los ojos ante el sectarismo y los dogmáticos, que siempre han preferido las consignas en lugar de la vocación de poder. El gueto es su trinchera preferida desde donde lanzan sus llamados ataques ideológicos en contra del poder establecido.

En este año que empieza, se puede observar que la nomenclatura política que ejerce el poder ha puesto en práctica la gobernabilidad, algo fundamental para que funcionen las instituciones públicas. No sin señalar los eventos políticos que se avecinan en 2023, antesala del relevo en diferentes frentes que se avecina.

Situaciones complejas que se darán bajo nuevas condiciones, lo que obligará al gobierno en turno a darle fuerza a su entramado institucional para hacer frente a las circunstancias internas y generar resultados en todo el estado. Esto les permitirá darle continuidad y vigencia a su proyecto que encabezan, además de prevenir situaciones de crisis y provocaciones que estarán al día.

Los ejemplos se han visto en estos primeros días de 2023, misiles y fuego amigo y enemigo, buscan dinamitarlos y empezar una lucha intestina, que los desgaste y debilite. Estrategias muy conocidas y practicadas, para después agitar las consignas virtuales y acusar de que no saben gobernar y que traicionan el rumbo de los cuatro de dedos de la mano extendida.

Para nadie es un secreto que el escenario externo de 2024 está presente en Puebla y que la actual administración también lo debe manejar correctamente en términos políticos y partidarios.

Creo que ellos, saben que esto no es un día de campo y que las coyunturas presentes y las que se presentaran, les obliga a procesarlas a cada minuto y todos los días del año. Porque Puebla de pronto se convierte en un laboratorio político en donde confluye lo local y nacional.

En perspectiva, observaremos la disputa por el poder en varios frentes políticos que ya están presentes en 2023, con un nuevo gobierno que tiene que dar resultados para sus ciudadanos y después calibrar bien sus propios movimientos políticos.

Quien piense que desde las trincheras de los “revolucionarios” virtuales y de tantos oportunistas políticos que buscan regresar para tomar el poder, van a enarbolar las banderas blancas, se equivoca. Se reorganizan y actúan todos los días en sus bloques y guetos políticos.

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