Se podría decir aquí, que después de cinco décadas políticas de existencia de la izquierda electoral en México a partir de su registro en 1979, cuando el extinto Partido Comunista Mexicano (PCM), lo obtuvo después de una de las primeras reformas electorales y como resultado de sus batallas por la apertura democrática en el país, ante la hegemonía del partido único de ese entonces (PRI).
Hoy, la historia política y electoral les ha cobrado cuentas a estas largas experiencias partidarias, al dejar sin registro legal al PRD y extinguiéndose en 26 estados, incluyendo Puebla. Que siempre fue un símbolo por sus luchas universitarias, campesinas y sociales que se presentaron en su momento.
El millón de votos logrados, no le fueron suficientes y se quedaron por primera vez sin representación legislativa en las cámaras de diputados y senadores.
Varias etapas de sus historias partidarias han terminado, como aquellas de la candidatura presidencial sin registro de Valentín Campa y después la de Arnoldo Martínez Verdugo, en plena legalidad y que por primera vez impulsaría con los votos logrados, una buena bancada ideológica con sus principales cuadros en el Congreso de la Unión.
Después llegarían los tiempos de la unidad, formalizándose el PSUM, más adelante el PMS, con una variante de más expresiones que le dieron vida, hasta arribar al imaginario de 1988, cuando muchos sostuvieron que con la salida del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano y Porfirio Muñoz Ledo del PRI, por fin la izquierda llegaría al poder.
Gilberto Rincón Gallardo, el último dirigente nacional del PMS, apresuraría una decisión burocrática y harían declinar a Heberto Castillo, para formalizar la creación del Frente Democrático Nacional (FDN) e impulsar la candidatura presidencial de Cárdenas Solorzano.
-Una condición política sine qua non de aquellos partidos: PPS, PFCRN, PARM, para
formalizar el frente-
El viejo sueño de derrotar por primera vez al PRI estuvo más presente que nunca y la izquierda se apresuró a imaginar que la victoria del cardenismo era un hecho consumado. Minimizo el control electoral que mantenía el viejo régimen y apareció la caída del sistema, que le dio la victoria a Carlos Salinas de Gortari.
Cárdenas Solorzano, opto por la movilización nacional para denunciar el fraude electoral cometido en su contra, se conjuntaron con él: Manuel J. Clouthier y Rosario Ibarra de Piedra, no paso nada y las banderas de la democracia solo quedaron ondeando.
El salinismo, solidaridad y el TLC, llegarían para quedarse.
Volvieron los tiempos otra vez de la unidad y la burocracia partidaria decreto la desaparición y transformación de la izquierda en el nuevo PRD, un partido en donde estuvieron representados todos los grupos progresistas, la corriente de expriistas y varios segmentos ciudadanos.
El 5 de mayo de 1989, en su Congreso Nacional presentaron al naciente sol azteca, con sus dirigentes nacionales, bajo un perfil más nacionalista que de izquierda.
El ingeniero Cárdenas Solorzano, sería tres veces candidato presidencial hasta el año 2000, perdería todas sus candidaturas, hasta convertirse en dirigente nacional de dicho partido y después en jefe de Gobierno de la CDMX.
Después de la marcha del tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, esté, sería sumado por el ingeniero al PRD, para hacerlo su candidato en el 2006 y 2012, mismas que perdió y más adelante también fue gobernante de la CDMX y dirigente nacional hasta su renuncia al sol azteca.
La dirigencia encabezada por Jesús Zambrano y Jesús Ortega, decidieron en el 2018, participar en alianza con el PAN, esta línea política los desdibujo del escenario nacional. Perdieron identidad y fue su antesala para debilitarse electoralmente.
Sin opciones y crecimiento partidario en el país, su burocracia dominada por los llamados “chuchos”, nuevamente en el proceso 2024, optaron por coaligarse con el PAN y PRI. Sus resultados fueron fatales y trágicos, se esfumo la historia y se quedaron sin registro nacional.
Conclusión: Después de sus 35 años de haber sido fundado, más la suma de los demás años de sus referentes históricos. Esta expresión partidaria de izquierda en el país, quedo sin presencia. Sus grandes errores tácticos, divisiones y falta de visón política son los saldos que se quedan en las memorias políticas.
Nadie podría negar, que muchas de las reformas y los cambios en este país, no se entenderían sin la aportación hecha en su momento.
Por supuesto que es lamentable la extinción del PRD, un espacio que albergo largas batallas y muchas militancias históricas. Es necesaria para este país, otra izquierda pensante, democrática, tolerante, incluyente y renovada generacionalmente.
