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jueves, marzo 28, 2024

Las nuevas amenazas irracionales

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Hemos vivido, con distinta intensidad en diferentes reuniones del país, temblores que nos han asustado. En el caso del sismo del 19 de septiembre, la increíble coincidencia de que tuviera lugar ese día, unos minutos después del simulacro y cinco años después del de 2017, que también tuvo lugar poco después de un simulacro, y más de tres décadas después del de 1985, causó asombro, desconcierto y, en buena medida, miedo o pavor.

Me parece una reacción lógica.

Ahora bien, alguna de las reacciones que tuvieron lugar me parecen tan o más amenazadoras que los temblores mismos. Las podemos resumir en una irracionalidad rampante. Las desglosaré en tres argumentos.

El primero me recuerda alguno de los ataques en contra de las vacunas antiCovid. Una amiga en el Face subió un archivo a un chat que dirijo en el que afirmaba que sociedades de científicos señalan que las vacunas son dañinas, pero sin especificar qué científicos o qué sociedades. Cuando lo hizo, un eminente oncólogo mexicano que está en el mismo chat, dijo que había otros grupos de científicos que afirmaban lo contrario, señalando que gracias a las vacunas se ha impedido la muerte de miles de personas y, a nivel global, de millones de seres humanos.

Una segunda argumentación es la de los conspiranoicos, que señalan que hay una organización, HARP, que está dedicada a provocar los temblores en México. Es estadounidense. Si existiera, creo que podrían utilizar sus recursos en eliminar a Putin, en lugar de andar ocupados en provocar temblores el 19 de septiembre en nuestro país. Es de risa loca.

La tercera es la “ley de atracción”, que señala que, gracias a la física cuántica, provocamos los temblores, al invocarlos y hacer que sucedieran. No niego la fuerza de la unión de psiques. Sin embargo, esta lógica proviene de la idea de que si decretamos algo, por haberlo “decretado” ya lo alcanzamos. Si fuera así, un enfermo terminal de cáncer al que le decretamos salud se curaría. Ahora bien, en el contexto del temblor, creo que la mejor manera de refutar este argumento es que en muchas ocasiones hemos unido voluntades para lograr algo bueno, y lo que hemos invocado no ha sucedido jamás: nos hemos unido para conjurar la violencia y los feminicidios y no hemos logrado nada.

El temblor trajo consigo estos argumentos irracionales.

Afortunadamente, los movimientos sísmicos de septiembre ya pasaron.

Lo que se queda son estas ideas “de miedo”, que seguramente seguiremos leyendo o escuchando en otros contextos.

Soy alguien abierto al mundo simbólico. Doy clases de tarot y de astrología y practico estas hermenéuticas.

Pero hay límites.

Estos argumentos me recuerdan el que señalaba que la reina Isabel de Inglaterra era inmortal porque era reptiliana. Reptilianos y pleyadianos son personajes de ficción, pero hay quien cree en ellos a pie juntillas. Yo no he visto ninguno, quizá porque no fui fan de Pedro Ferriz padre ni lo soy de Jaime Maussán.

En términos filosóficos y políticos, estamos llegando, al igual que al hablar de los temblores, a argumentos imposibles que pretenden defender lo indefendible, convencernos de algo que terminará por perjudicarnos, o decir que un libro o una obra de artes plásticas es bella cuando es horrenda.

Tendremos que defendernos, invocando una racionalidad -para nosotros es racionalidad-. Pero para los defensores de las conspiraciones y la ley de atracción, los irracionales somos nosotros.

Parece que estamos en la Edad Media.

En aquella época, las personas -especialmente las mujeres- que no caían en el pánico ni en ideas sin sentido, eran llamadas brujas y llevadas a la hoguera.

No solamente estamos en dificultades como país y en el mundo entero, por las amenazas reales de la violencia, la guerra, la depresión económica y un largo etcétera.

Estamos en dificultades porque nuestra manera de procesar la información ya no tiene un criterio de validez y cada quien cree lo que quiere y, algunos, quieren imponerle a los demás sus pseudoverdades. Y quien no piense como ellos irá a la hoguera o a la guillotina.

Tiempos interesantes. Nos tocará ver cómo se desenvuelve la lucha entre los racionales, de un lado, y los conspiranoicos y defensores de lo absurdo, del otro.

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