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viernes, abril 19, 2024

Buleadores de quinta

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Elon Musk es uno de los más grandes buleadores que hay en Twitter. De hecho, le gusta tanto joder al prójimo en esa red social que la compró, sin embargo, todo parece indicar que luego reculó, y la operación de cientos o miles de millones de dólares no se concretó, y es de suponerse que no es porque le falte plata.

En Twitter encontramos desde los más preclaros polemistas hasta los más imbéciles opinadores que avientan esputos sin parar.

Desde las notas más frescas y fidedignas, hasta muchachas que ofrecen sus maravillosos cuerpos, medio velado el trámite, pero nada que un mensaje directo no cierre.

Hay personas, como yo, que no somos tuiteros consuetudinarios, que nomás no nos subimos bien al pimponeo, en cambio hay masters del tuit inteligente y demoledor.

Los que estamos ahí, pero a veces olvidamos escribir algo, podemos pasar horas a manera de voyeurs. Miramos el estado de las cosas, su desarrollo y descomposición.

En México es una herramienta, más que de política, de politiquería. Es el caldo de cultivo ideal para el toma y daca de golpes bajos entre los que defienden a capa y espada al presidente contra quienes con razón y sin lo lapidan.

Una escuela de odio. Un ring barriobajero a la hora de que algo que se vuelva trending topic, se convierta inmediatamente en la proyección de nuestra sensatez o de nuestros más acochambrados pensamientos.

Hoy, como en otras ocasiones, le atizaron a Yalitza Aparicio.

La actriz, o la mujer que protagonizó Roma de Alfonso Cuarón, y que nos guste o no se ha ganado un espacio en el escenario de la moda, se ha vuelto una figura pública muy solicitada por revistas y medios impresos y digitales, y en este tenor, Yalitza, fiel a espíritu de su tiempo, conversa y convive sanamente con sus seguidores mediante las redes sociales compartiendo sus logros.

Qué pena damos como mexicanos al ver que, apenas Yalitza es contratada para una campaña de alguna marca de alta costura, surjan comentarios tan clasistas y racistas.

Las imágenes que hoy rondan Twitter muestran a la oaxaqueña con unos atuendos estrambóticos, sombreros y tules… nada que no se vea en las pasarelas. Ropa que es para fotos editoriales y desfiles. Esa ropa no es para crear tendencia ni para que el masaje borrego lo compre y salga a escena a confirmar su vacuidad. No. La fotografía editorial da para jugar con texturas, con volúmenes y colores a manera de divertimento.

Yalitza se ve encantada en las fotos por una razón: porque a cualquiera nos encantaría ser tomada en cuenta para estar en las páginas de las revistas influyentes. Sin embargo, el rencor de hombres y de muchas, pero muchas mujeres (que luego se rasgan las vestiduras porque no hay sororidad) se esparce como un veneno letal en 140 caracteres. Muchos de los que lanzan esos comentarios tratan inmediatamente de excusarse con el argumento de que las grandes firmas son las que la cosifican y la usan como mexican curious.

Creo firmemente que quienes ven ese metatexto detrás de las fotos no están pensando en ridiculizar. ¿Venden algo? Sí, por supuesto. Y Yalizta Aparicio es un buen conducto, y no por la razones que exponen los legos y aquellos que sólo pueden encontrar belleza y dignidad en los cánones estéticos occidentales y en las formas que sus cabezas diminutas sintetizan como un vehículo de deseo.

Si los tuiteros y tuiteras se emputan por ser una nulidad en el ciberespacio (y seguramente en sus proyectos personales) se debe a que viven encerrados en su propia provincia mental, en donde no hay cabida para algo más que para lo prefabricado, lo güero y lo farol…

Desgraciadamente estos buleadores solo comparten algo con el millonario Elon Musk: su malogrado humor negro y su bajísimo nivel a la hora de debatir.

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