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sábado, abril 20, 2024

Señoras Turner

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Tina Turner es la primera dama del rock mundial, aunque en realidad sus canciones no sean rock.

Después de escapar de las garras de Ike Turner, su primer esposo: un violentador acomplejado y menospreciado por la industria, Tina da un salto sin red para luego renacer con un tema que ya existía, sin embargo, de esa primera versión nadie se acuerda. Simplemente la borró, como después pasaría con Whitney Houston y su “Will always love you”, que fue lanzada por primera vez por Dolly Parton.

 

El macrocosmos musical es redondo porque existen dos canciones de Tina Turner que jamás envejecerán y marcaron un hito: primero Proud Mary; que vio la luz en el maravilloso año de 1971, y el segundo, What’s love? Got to do with it, que es el tema refriteado del que hablé al principio.

Pero para que Tina alcanzara esa gloria, tuvo que transitar por un infierno personal al lado de Ike: Golpes, violaciones, vejaciones.

Lo que en su tiempo veían los fans en el escenario era la mayor puesta en escena que una mujer en agonía podría interpretar magistral y trágicamente.

Nadie que desconozca su historia puede imaginar que aquella negraza de piernón bruto y energía desbordante, llegaba a casa y se convertía en un ser diminuto: sin voz, voto ni voluntad.

Lo que nos lleva a confirmar que nadie sabe lo que hay en el fondo de la olla más que la cuchara que mueve el caldo.

Así ha pasado durante siglos, y en la actualidad sigue sucediendo.

De repente uno conoce a equis mujer que en apariencia es toda luz, buena vibra y alegría. Mujeres que no tienen siquiera la necesidad de permanecer en relaciones enfermizas porque son capaces de sacar solas su carrera, sin embargo, algo las ata, las retiene al lado del verdugo.

Las causas actuales de este fenómeno son distintas, aunque culminan en un punto: el miedo.

Miedo a perder lo que supuestamente se tiene, aunque en realidad no se tenga nada.

Miedo a “traicionar” la supuesta fe que el violentador deposita en manos de su víctima; que al final conduce a la auto-traición de esta.

Miedo a no saber reestructurarse después de una era finita de humillación.

Miedo a que el otro perezca ahogado en sus propios miedos; esos que lo llevan a herir a su víctima, aunque en el fondo no deseen hacerlo.

 

¿Cuántas señoras Turner deambulan a diario en la calle y seguirán soportando una vida literalmente desviviéndose por un hombre que no las ama?

¿Cuántas de las que nos rodean están en esa situación y lo ignoramos porque son estupendas ocultando la realidad?

Y la mayoría siguen y seguirán justificando este tipo de acciones anteponiendo el discurso San Paulino de que “El amor es la entrega sin límites y lo soporta todo”.

 

La respuesta a ese tipo de argumento apológico nos la dio ya Tina Turner en su propia canción.

Si ella, la amiga violentada, insiste en permanecer dentro de esa espiral tóxica diciendo que es todo por amor, aquellos que tienen los ojos abiertos bien pueden refutar con esta brutal frase de la Turner:

En esos casos, el amor es una emoción de segunda mano.

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