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viernes, marzo 29, 2024

Ucraniana soltera busca mexicano chambeador 

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Se llama Ksenia. Tiene 32 años. Es originaria de Zaporiyia. Se llama Ekaterina. Tiene 38 años. Es originaria de Mariupol. Alina tiene 24 años. Vive en Vinnitsa. Las tres son ucranianas y buscan marido a través de un portal llamado VIP Eurodamen. 

Son mujeres hermosas, educadas, con ganas de salir de Ucrania y formar un hogar en algún país como México, por ejemplo. Muchos mexicanos se han casado con ucranianas últimamente. Conozco un caso de una chica de 25 años que parecía top model y se casó con un macho poblano. La historia es perversa y pervertida.  

Ella venía huyendo de los hombres ucranianos, quienes son considerados como vagos por las chicas citadas líneas arriba. Inga —así se llama— llegó a México con la esperanza de encontrar un hogar tranquilo para formar una familia.  

Por lo general —se lee en alguna parte del sitio de citas—, las mujeres ucranianas son criadas tradicionalmente para cuidar la casa y ser obedientes. Además, la mayoría de las mujeres nunca les piden regalos o dinero a sus esposos. Como regla general, casi siempre tienen la oportunidad de ganar algo de dinero extra, a menos que sus padres las hayan criado de otra manera. 

Otro dato: la razón más común por la cual las mujeres ucranianas buscan y se casan con hombres extranjeros a través de una agencia de citas ucraniana  es porque consideran a los hombres ucranianos unos vagos que, además, no se preocupan por sus familias.  

Inga, pues, llegó a México con su 1.70 de estatura y una cabellera tan larga como sus piernas. Una belleza extrema. Llegó también con sus tres idiomas: ucraniano, ruso y tártaro. Pepe, nuestro héroe, llegó con su español cholulteca y su 1.74 de estatura. Inga, faltaba menos, iba metida en unas zapatillas que la hacían tocar el 1.80 de estatura. Se habían conocido en Kiev semanas atrás y tuvieron a la mano, todo el tiempo, un traductor de la agencia de citas. Pepe quedó convencido que Inga sería una buena esposa mexicana y le propuso matrimonio. Inga aceptó, pero le confió que era madre de dos niños. Su esposo, de origen ruso, fue un día a pescar sardinas y no volvió. 

Pepe e Inga se casaron y se comunicaban por señas. Inga propuso que en la boda se sirviera borsch (sopa preparada con frijoles, col y salsa de tomate), vareniki (ravioles de carne y setas) y el tradicional pollo Kiev. No faltó el varenukha con su agregado de canela, frutos secos y miel. 

Los problemas empezaron después de la luna de miel. Pepe le prohibió a Inga que usara zapatillas y faldas ajustadas. No la dejaba salir. No la dejaba pintarse. Cuando iban a una fiesta, se la pasaba vigilándola. ¿A quién miras?, le preguntaba todo el tiempo. Con su escaso español, Inga entendía perfectamente. 

Las cosas se pusieron peor cuando Pepe, borracho, la acusó de puta y la golpeó. Se quitó el cinturón y se le fue encima. A esa golpiza le siguieron otras. Un día de lluvia, Inga hizo su maleta y escapó. 

Las relaciones México-Ucrania habían entrado en zona de conflicto. 

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