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miércoles, abril 24, 2024

Minga

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La última vez que me explicaron qué era una Minga o trabajo comunitario, característico del hombre andino, fue en Ecuador.

La Minga es una tradición de trabajo colectivo que emerge de las comunidades de América Latina.

No me sorprendió el hecho de que los ojos de Doña Delia se humedecieran mientras su sonrisa se tornaba en una forma picaresca. Incitando a ser imitada.

Esforzándose en hacerme entender, entre kichwa (lengua andina) y castellano lo que pronto comprobaría ya que el día siguiente en la antigua Hacienda de Tunibamba, Cotacachi, Cantón de la Sierra Norte de Ecuador, se reuniría parte de la comunidad para participar en la cosecha de la papa.

Me explicaron que este año no sería abundante. No entendí cómo sabían ese detalle su aún no las sacábamos de la tierra. También previeron que sería mejor cosecha que la del año pasado.

Esta vez la papa no sería alimento de los kusos, una especie de gusanos comestibles que abundan en Ecuador y que tienen una reencarnación extraordinaria. Suele convertirse en escarabajo también comestible antes de convertirse en mariposa.

El pensar que una comunidad se convoca a la cosecha, donde se escarba, se ríe, se platica; se bromea y se hace “recocha” mientras se realizan las actividades agrícolas, resultó algo muy nuevo para mí.

Comencé a entender que la Minga no solamente significa unificar ayuda con beneficio grupal, sino que es una de las formas que la comunidad tiene para frecuentarse y convivir. Algo parecido a las reuniones familiares los domingos en la cultura occidental o las dinámicas urbanas. Con la diferencia de que se reúne todo el pueblo.

Al final de la cosecha en comunidad se entregaban dos costales de papa por cada familia que cosechara ese día.

En una Minga la chicha no puede faltar; la chicha es una bebida que se prepara con maíz y también puede ser fermentado. A algunas mujeres se les da la tarea de preparar la comida para comer después de cinco a seis horas trabajando en la cosecha. ¡Por qué no probar las papas de los primeros costales que fueran saliendo de la cosecha! Las papas eran servidas con maíz tostado y un pedazo de queso fresco.

Estuve de nueve de la mañana a seis de la tarde. No fui capaz de quedare hasta el final de la jornada.

Mientras los ancianos trabajaban a la par de todos; las mujeres con sus hijos envueltos como pequeños bultos blancos, eran cargados en sus espaldas. Se sabe que se carga a un niño cuando el bulto es blanco, porque si es de algún otro color puede ser comida o cosas. A pesar de encontrarse en estas condiciones maternales, las mujeres suelen trabajar a la par de todos.

Traté de imitarlos, pero mi poca o nula experiencia era evidente para todos.

¡Ya estás haciendo puré antes de sacar las papas!: expresaban con tono jocoso cuando metía mal el azadón y trituraba las papas antes de removerlas en la tierra y poder sacarlas.

Ese día aprendí de dónde viene la papa, porque por mucho que todos sepamos de donde viene; es diferente tomarlo de un mostrador en el supermercado a sacarlo con tus propias manos de la tierra.

Comprendí y aprecié que el trabajo en el campo es un arte. Y valoré lo que representa trabajar en equipo compartiendo todo.

El día fue largo.

Enriquecedor.

Una semana después, y durante varios meses de estadía en la comunidad de Tunibamba, volvería a escuchar con los oídos ansiosos: ¡Mañana hay Minga!

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