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miércoles, abril 24, 2024

De una pedagogía apartheid al feminismo

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Hoy escuché una entrevista a mujeres feministas en uno de los medios más importantes de radiodifusión. Me encontré con el discurso de una feminista afromexicana que se limitó a nombrar las cosas como son.  

Pero el leguaje incomprensible en su discurso se enfocaba a colocar un género inexistente en la lengua.  

Algo realmente contundente hubiera sido que esa mujer afromexicana nombrara las cosas en su idioma de raíz, que se hubiera dado la oportunidad de cuestionarse e identificarse desde el origen de la problemática de su propia condición de desigualdad. Más allá del discurso academicista y tendencioso de neutralizar el género de las cosas. Sabiendo que las mujeres son las que mayor capacidad biológica tienen para preservar las lenguas.  

Las mujeres que desde pequeñas tuvieron la posibilidad de ser, es decir, que desde pequeñas se les aceptó como seres pensantes, no desarrollaron el apetito de autoafirmación pública: esa afirmación la tienen dada por hecho.  

He debatido el tema de la educación innumerables veces.  

Es un tema que resulta bastante importante cuando se pretende explicar una problemática actual. 

Para muchas personas es bien sabido que el modelo educativo convencional en América Latina tiene motivaciones específicas. 

Primero comencemos comprendiendo que este continente se presenta como la región más desigual del planeta.  

El saldo educativo no disminuye.  

Pero también es cierto que América Latina es la región donde una sola lengua conecta cientos de culturas.  

El problema educativo se presenta a partir de una lógica de exclusión moralizada. Es una constante poco comprensible si se ha sido educado dentro del modelo convencional.  

En este sentido, mundialmente la exclusión está normalizada. Ya que es muy fácil de percibir que en el mundo existen más excluidos que incluidos.  

Se sabe que el modelo educativo convencional tiene una raíz de discurso moralista, en donde el Estado ofrece educación pobre para los pobres. Y la élite puede tener acceso a educación de excelencia.  

Esencialmente es muy complicado visualizar esto.  

Simplemente se trata de asistir a un colegio de paga o a una escuela pública en países como México.  

Las diferencias sociales y de comportamiento también están sesgadas por el tipo de colegio al que asistas.  

Pues simple y sencillamente nos estamos refiriendo al modelo educativo en donde se fomenta la homogenización y la transmisión obligada de cierto conocimiento de manera masiva.  

Es una suerte de exclusión incluyente.  

Donde pueden ser iguales todos hasta que se empiezan a resaltar las diferencias sociales e intelectuales dentro del mismo modelo educativo, incluso, dentro del mismo salón de clases.  

El sistema educativo convencional es fallido.  

¿A que nos referimos cuando hablamos de un sistema de educación fallido?: Cuando alguien se da la oportunidad de observar que la forma en la que se está enseñando o educando, es prácticamente inhumana.  

Para empezar.  

¿Cómo se puede comprender que alguien esté sentado en un periodo superior a dos o tres horas sin poder moverse? Cuando algo completamente fundamental en un niño es el movimiento. Se mantiene a los niños en las aulas, incluso sin poder hablar, lo que quiere decir; solo recibir información. 

Personas prácticamente adiestradas en aulas que no están diseñadas para un niño sino para un adulto. Cuando estamos hablando de que la niñez es la etapa más importante del desarrollo humano, porque es la que va a fortalecer la percepción de la realidad futura.  

Cómo es posible que alguien que entiende ese adiestramiento como su realidad, y que después va a reflejarlo como adulto. Incluso, siendo sumiso en un lugar donde es infeliz, ¿puede comprender una desigualdad fidedigna? 

Alguien que crece con esto puede intuir que hay una desigualdad. Pero son pocas las personas que van en contra de esta corriente y que logran salir de esa dinámica para poder entrar hasta en una especie de emprendimiento con un trabajo equitativo y justo.  

El modelo educativo Montessori fomenta igualdad. Es un modelo revolucionario que nace de una condición de emprendimiento femenino.  

En este sistema se fomenta una sinergia entre hombres y mujeres. 

Lo primero que se enseña en un aula Montessori es el aseo personal. Desde los tres años te acostumbran a ver a niños y niñas como tú lavando trastes, limpiando el piso, doblando ropa, abotonando camisas, regando plantas. Motivo suficiente para que Mussolini prohibiera este sistema en Italia. Así crece un niño en este sistema desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX. 

Mi pregunta es: El feminismo urbano, además de ser un discurso en donde se denuncia no solo la desigualdad de género, sino el sistema social y el modelo educativo ¿Tiene la capacidad de no segregar entre clases sociales?, ¿entre culturas? 

Cuando el 80 por ciento de las empleadas de limpieza en Colombia, un país altamente feminista: son negras. 

En donde más del 80 por ciento de las empleadas domésticas en México son mujeres indígenas. En donde cada vez más se puede observar que la mayoría de las Universidades Públicas aceptan a estudiantes que pueden pagar la cuota anual, y que en los últimos 20 años las Universidades se quedan sin hablantes de alguna de las 68 lenguas mexicanas. 

Dónde está el feminismo que detiene o que comprende esta problemática educativa de exclusión. 

Una exclusión que podría ser vista como un proceso más allá que como un estado.  

Los pobres pueden tener acceso al sistema escolar, pero no pueden cuestionar la calidad de derecho a la educación. 

Entonces; el feminismo ¿qué responde? Desde su raíz.  

Que todos tengan acceso a la escuela no significa que tengan derecho a la educación. Que todas las mujeres apoyen el movimiento feminista, no significa que sean comprendidas las problemáticas sociales que acontecen a mujeres negras e indígenas en nuestro propio país.  

Una mujer que defiende sus intereses comunitarios, igualmente está excluida por no vivir o entrar en la maquinaria comercial o económica de una ciudad que discrimina a hombres y mujeres que no hablan el mismo idioma. 

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