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jueves, noviembre 21, 2024

¿Vamos a votar por el “menos malo” o la mejor propuesta?

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I

Los políticos en general se disocian cuando les conviene, sufren de Alzheimer ocasional o se les olvida decir: esta boca es mía, en el momento más adecuado para la causa.

Otros políticos que anteriormente demandaron persecución o acoso policial en anteriores campañas; ahora que lo hace el contrario, lo califican como un acto ruin, bajo y poco leal.

Aunque no estoy de acuerdo, hay una frase que dice: “en la guerra y en el amor todo se vale”.

A lo mejor soy un puritano, un ingenuo consagrado y sin remedio; pero ¿en verdad esa es la única forma de conseguir un voto?

¿El proyecto, las propuestas, el cómo lo harán, cuándo lo harán y de qué manera harán las cosas es menos importante que madrear verbal y mediáticamente al otro?

Hoy, pareciera, coincido con Zeus Munive cuando comenta que esta elección se va a resolver en la Fiscalía y los juzgados, y no tanto en las urnas.

Y ganará aquel que le aviente más mierda al otro.

Lo cual me parece deplorable y triste; porque eso confirma que las candidatas y los candidatos actuales ven al ciudadano como el trámite burocrático para llegar al puesto deseado y no como la voz y guía para hacer un mejor Municipio, Estado o País.

 

II

La Ley de la Conservación de la Energía establece que la energía no puede crearse ni destruirse, sólo convertirse de una forma de energía a otra1.

Y vaya que hasta en la política aplica, pues los viejos priistas (esos que fueron tildados de corruptos, vende patrias) ahora están en Morena; mismo ejercicio que se repite en otros partidos. Unos saltan por sobrevivencia y/o protección, otros por moda y algunos más por hambre.

En épocas donde se apela por la construcción de identidad y el sentido de pertenencia como un valor; también debería de tomarse en cuenta como factor para elegir a la candidata o al candidato a la hora de votar, pues alguien que sí sabe a dónde pertenece también sabe qué quiere y quién es.

Por ende, tiene una idea clara del País, Estado y Municipio.

Analice su voto y escuche menos a los periodistas de siempre. Al final, sólo usted sabe la condición en la que está viviendo.

El político que sea puro de toda maldad que aviente la primera piedra.

 

III

Tercer llamado Alejandro Armenta —candidato a Gobernador del Estado de Puebla—: ¿va a aceptar sentarse a ser entrevistado por mí, para conversar sobre su proyecto cultural o acaso le tiene miedo (o quizá desprecia) a este humilde ciudadano y gestor cultural? Mire que llegar a un puesto y no explicar de fondo cada uno de sus proyectos, es una forma de engañar al electorado.

 

Cambio de juego

Las personas en sí mismas somos una réplica del Universo. Años y científicos han pasado y no hemos logrado descifrarlo del todo.

Por eso resulta ambicioso que uno logre conocerse del todo y sepamos descifrar a la persona que tenemos en frente. Sin embargo, por miedo, ignorancia o desidia nos quedamos con las primeras impresiones y enjuiciamos acorde al tribunal de amistades que nos aconsejan (algunos lo harán desde la pura nobleza, pero no faltará quien lo haga desde la envidia) y las heridas y silencios que nos definen y acompañan.

Vivimos tiempos donde se nos inculca a caminar solos, porque así venimos y así nos iremos; se afirma.

Pero no es cierto. Todos invariablemente vinimos de la unión de un hombre y una mujer, misma que nos cargó por 9 meses o menos en su vientre. Allí viene un proceso de configuración de la identidad; y marca el comienzo del sendero iniciático llamado vida. Luego habrá quienes acudan al llamado espiritual-iniciático; otros no. Algunos procesos —es cierto— se hacen desde la “soledad del Yo”, pero otros se realizan en el amor que brinda la hermandad de los amigos y/o la familia.

Últimamente se nos comienza a inculcar a no mostrar las emociones ni los sentimientos a la primera porqué se corre el riesgo de salir lastimado.

Vivir casi siempre conlleva salir herido, la magia consiste en saber levantarse, aprender a curarse y continuar con mayor fortaleza.

Quien me conoce sabe que mi nobleza (con quien lo merece) suele ser arma de doble filo: existirá quien la valore y cuide; habrá quien abuse de ella.

Quien goza de mi amistad, sabe que -aún en la distancia- procuro estar al pendiente y cuando es necesario sacaré la espada o el rifle en defensa.

Sin embargo -como muchas personas- ando en un proceso de aprender a correr el riesgo de expresar lo que siento. Cuesta, pues pueden ser palabras embotelladas al mar que no llegan al destinatario o palabras que no serán abrazadas ni agradecidas.

Joaquín Sabina versó en Donde habita el olvido: “los besos [abrazos, momentos] que perdí por no saber decir: te necesito”; en esa misma canción dice: “y la vida siguió/como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”.

Me pregunto: ¿acaso es vida andar por allí sin decir lo que clama el Ser?, ¿Vale vivir si uno pasa de largo de una conversación profunda y sincera?, ¿Tiene sentido respirar si uno navega ocultando la autenticidad del Ser?, ¿Quién nos dañó tanto para no poder o no saber vivir sintiendo y siendo en libertad?

¿Por qué a las personas -últimamente- les cuesta demostrar que alguien te importa, ya sea como amistad o como pareja?

¿A las cuántas personas perdidas se reacciona?

 

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1
https://energyeducation.ca/Enciclopedia_de_Energia/index.php/Ley_de_conservaci%C3%B3n_de_la_energ%C3%ADa#:~:text=La%20ley%20de%20la%20conservaci%C3%B3n,se%20a%C3%B1ada%20desde%20el%20exterior.

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