De Adán Domínguez Sánchez no se esperaba mucho como alcalde suplente. Siempre fue un funcionario menor, sin auténtica capacidad para tomar decisiones que no fueran las que agradaran a su jefe y socio comercial Eduardo Rivera Pérez.
El edil suplente tiene, por el contrario, las palmas por ser el único al interior del Ayuntamiento de Puebla capaz de generar un movimiento para impedir su arribo, lo que dejó al descubierto a un alcalde incapaz de meter orden y un suplente timorato que necesita del auxilio y cobijo.
Por eso tampoco es extraña su estulticia demostrada en la última semana. Arrancó con una burda y sospechosa operación de desvíos de recursos a favor de pobladores que participaron obligatoriamente en un mitin de su patrón en la junta auxiliar de Azumiatla.
Se han cumplido cuatro días del escándalo por la entrega de los tinacos azules y su gestión no ha sido capaz de ofrecer información sobre el proceso de licitación: cuándo se realizó, las actas del Comité de Adjudicación y el ganador de la puja. Esa información es fundamental para determinar si hubo o no un delito adicional en la entrega de los apoyos, a parte de la presunta coacción y violación de la veda electoral.
Con el escándalo a cuestas, el peor velador que Eduardo Rivera pudiera dejar como encargado del Ayuntamiento de Puebla, tuvo que hacer frente a dos hechos de violencia que cimbraron a la capital poblana y zona conurbada. La Comuna fue víctima de la estrategia de lucro electoral que comenzó el abanderado a gobernador de Mejor Rumbo para Puebla y los resultados fueron desastrosos para el gobierno panista y el propio candidato, quien alcanzó el máximo histórico en el humor digital negativo.
Como todos sabemos, la situación llegó a su clímax con la aparición de siete cuerpos desmembrados en el periférico. Adán Domínguez, necesitado de cobijo, tuvo la mejor oportunidad al ser convocado a una mesa coordinada por el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina a fin de enviar a la ciudadanía un mensaje de certeza de que sus autoridades tienen un frente común contra la delincuencia.
Todo marchó bien hasta que concluyó la conferencia de prensa, ya que el velador suplente hizo justo todo lo contrario al mensaje que se envió previamente. Sus “asesores” le hicieron grabar un video en el que dio continuidad a la estrategia de deslindarse de cualquier problema y repartir culpas, muestra evidente de ausencia de gobierno y cobardía.
Pero bueno, esa es la marca de la casa yunquista y sería sorprendente que Adán Domínguez no la repitiera si fue lo único que aprendió en su sumisa carrera política bajo el cobijo de Eduardo Rivera.
El viernes, Adán Domínguez y Eduardo Rivera enviaron el peor mensaje de la discusión: capitularon en su obligación para hacer frente a los retos de gobierno.
Nada sorprendente para un gobierno timorato.
Apuntes del debate
Al observar a Xóchitl Gálvez Ruiz en el debate presidencial se confirmó que Andrés Manuel López Obrador es el mejor estratega político del país.
Para eso hay que recordar que la presencia de la hidalguense en esa mesa fue gracias a que, desde La Mañanera, se fabricó la burbuja que envuelve a la hoy abanderada; una estrategia que eclosionó la intención de las dirigencias nacionales del PAN, PRI y PRD de imponer a Santiago Creel Miranda y, al final, dividir a la oposición.
En el debate, la misma Xóchitl se deslindó de los partidos que hoy la llevan de abanderada. Y, a la par, hay candidata, pero sin el apoyo de los partidos de la alianza.
Xóchitl demostró que es una burbuja electoral que ya dio de sí.
Por el contrario, Claudia Sheinbaum Pardo demostró que tiene las tablas suficientes para controlar el debate público. Habrá quienes consideren que la estrategia es una evasión total. A esa opinión habría que decirles que, en política, para ser hay que parecer y la candidata morenista demostró que es y actúa como la ganadora.
Más aún, se siente ya como la próxima presidenta.
