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miércoles, mayo 14, 2025

José Mujica: sinónimo de libertad

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“Si te consagras en un pagador de cuentas por vivir a crédito y te comés todos los versos de la sociedad consumista, vas a ser muy útil para la acumulación de capital, pero no te va a quedar tiempo para vivir tu vida“.  

 

 

José Alberto Mujica Cordano, nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Uruguay.  

Su niñez estuvo marcada por las dificultades económicas y sociales que enfrentó su familia, así como por un entorno político convulso en Uruguay durante esa época.  

Nació en el seno de una familia de escasos recursos y creció en un barrio de las afueras de Montevideo. 

Su infancia y juventud estuvieron influenciadas por estos contextos, lo que posteriormente se reflejaría en su compromiso político y en su lucha por los derechos humanos y la justicia social en Uruguay. 

Su adolescencia fue también un período de formación personal y de toma de conciencia sobre las desigualdades sociales, lo que dio forma a sus valores y principios más adelante en su vida política.  

Creció en un entorno rural y desde joven trabajó en la finca de sus padres.  

Esta experiencia le enseñó sobre el trabajo duro y la conexión con la tierra, valores que ha mencionado en varias ocasiones como fundamentales para su vida. 

A pesar de las dificultades y el contexto violento de su juventud, Mujica mantuvo una visión esperanzadora y se comprometió con la lucha por un Uruguay más justo e igualitario. 

Era un estudiante activo que participaba en debates y movilizaciones. En este contexto, empezó a formarse como un líder y a desarrollar su pensamiento crítico sobre la sociedad uruguaya. 

Desde muy joven, Mujica mostró interés por la justicia social, participando en movimientos de izquierda y en actividades relacionadas con la resistencia contra las dictaduras militares que afectaron a Uruguay y otros países de la región en los años 60 y 70. 

A principios de la década de 1960, se unió a Los Tupamaro, una organización revolucionaria fundada por Raúl Sendic y otros, cuyo objetivo era socavar el liderazgo represivo de Uruguay.  

Esto marcó el inicio de su compromiso político, donde se involucró profundamente en la lucha por los derechos laborales y la justicia social. 

Fue una etapa complicada de su vida.  

Aunque no todas las experiencias fueron positivas, él siempre ha hablado de esa época como una forma de compromiso contra la injusticia.  

Durante su tiempo en la guerrilla, llegó a ser considerado un “Robin Hood” moderno, ya que muchos de sus compañeros creían en la lucha armada como un medio para lograr cambios. 

En pocos años, Los Tupamaro recurrieron a la violencia, incluyendo incendios provocados, secuestros políticos y asesinatos de varios policías y otras personas.  

Mujica fue arrestado varias veces por sus actividades y condenado en 1971. 

Durante su tiempo en la cárcel, uno de sus momentos más recordados fue, cuando compartía reflexiones filosóficas con otros prisioneros, transformando ese espacio en un lugar de aprendizaje y resistencia. 

Escapó de prisión dos veces, pero fue recapturado en ambas ocasiones y cumplió una condena de unos 14 años en total.  

Como prisionero de la dictadura militar que tomó el poder mediante un golpe de Estado en junio de 1973, Mujica fue torturado y pasó largos periodos en aislamiento, incluyendo dos años en el fondo de un pozo. 

A pesar de las adversidades, Mujica siempre mantuvo un sentido del humor notable.  

A menudo cuenta anécdotas sobre su vida, que muestran su humildad y su capacidad para encontrar risas incluso en momentos difíciles. 

Estas anécdotas subrayan la formación de Mujica como un líder carismático y comprometido, y ofrecen una mirada a los valores que lo guiarían en su vida política posterior.  

Su muerte fue informada este 13 de mayo por el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi. 

Estaba recibiendo cuidados paliativos por parte de su familia.  

Había sido diagnosticado con cáncer y en las últimas semanas había entrado a la fase terminal. 

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