Haciendo guiños en las comunidades de la sierra norte y de varias localidades de la urbanidad, ya empiezan a organizarse los distintos grupos que se niegan a abandonar la festividad de los carnavales. Estas costumbres antiquísimas aún conservan los usos y costumbres en comunidades pertenecientes a Pantepec, Naupan y Pahuatlan, entre otras.
Anteceden las celebraciones a las actividades del catolicismo, las cuadrillas usaban vestimentas, algunas muy raras, que incluso les permitían ocultar sus rostros y darle rienda suelta a los instintos carnales para aguantar los días de abstinencia y purificación que trae consigo la cuaresma, misma que inicia con el miércoles de ceniza. La aparición de los icónicos huehues ocurre en febrero o marzo, según sea el calendario carnavalesco. Hay lugares como Xicotepec, donde la autoridad municipal proscribió hace ya mucho tiempo el uso de vestimentas —bajo el argumento que eran ofensivas— orillándolos a hacer un remedo de lo que magistralmente hacen las comparsas del vecino municipio de Huauchinango, con el que se suman en cientos cada una de ellas y logran atraer a decenas de visitantes y el pueblo se vuelca por las calles principales a mirar este espectáculo.
Apenas terminando este evento, dan inicio las ferias, icónicas algunas y tratando de emular aquellas que son un monstruo en su celebración como la famosa feria de San Marcos en Aguascalientes, la de León en Guanajuato, la internacional feria del caballo en Texcoco, y otras más, desde luego, ya sumándose la de la capital del estado de Puebla.
De esas reconocidas a las locales de la sierra norte de Puebla. De un tiempo a la fecha, vox populi califica a los alcaldes en funciones por la forma de organizarlas, pero, sobre todo, a quien traiga mejores artistas y conjuntos musicales, así si hay acciones erróneas en su inicio de actividades, este evento les devuelve el rostro y de la noche a la mañana los vuelve carismáticos. Y cada uno o una le pone su toque personal.
Tienen ya un grupo de personas que saben de la organización al dedillo, saben en el encuadre de los puestos, donde van colocados los expendedores de café, de plantas, los que venden elotes, los que venden pan en sus distintas modalidades, obviamente una de las áreas más socorridas es la de los juegos mecánicos, donde concurren niños, jóvenes y adultos. Hay lugares importantes para estos últimos, el famoso palenque y la exposición de ganado y caballos. En algunos municipios las programan por una semana —que se prolonga por dos—.
A todo ello, de un tiempo a la fecha, los organizadores ya no están obligados a rendir cuentas a la población. Hace muchos años, por ejemplo, en Xicotepec se nombraba en la sociedad civil de los personajes más representativos un comité organizador, poco a poco se fue desgastando esa idea por múltiples razones, ahora la autoridad en turno es la encargada. A veces les pasa lo que, al cuetero, pero aun así hay pan y circo por unos días.
Puntual a la cita en Hipócrita Lector el Comandante Oreste, nos obsequia sus finos rasgos de estas festividades:
Fiesta de carnaval
Tal vez ya no son igual
los festejos de mi tierra
más señores en la sierra
se gozaba el carnaval
la fiesta era sin igual
te disfrazabas sin pena
dejabas ir cual colmena
tus instintos al galope
ninguno te ponía tope
y que los quitan sin pena.
Tal vez algún concejal
por la moral le entró celo
que dejándole el velo
y gastando un dineral
uniformó muy formal
quitando las atrevidas
se sospecha de movidas
que no le causó desvelo
a lo huasteco dio suelo
por causas incomprendidas…